martes, 20 de mayo de 2008

Perdón por el retraso.

Es verdad que hemos tenido mucho retraso, pero prometemos que le vamos a dar más vidilla a la cosa. Lo que pasa es que en nuestras ocupadas existencias, pues tenemos otras preocupaciones. El último paseo lo dimos por la magnífica ciudad de Évora, ibérica, bautizada como Ébora Cerealis por los romanos, y posteriormente ocupada por los musulmanes y recuperada por Portugal en el siglo XII. Una típica ciudad alentejana, donde es difícil comer mal y donde el ritmo de vida es pausado, como corresponde a cualquier localidad cercana a la meseta, martirizada por el frío en invierno y el calor en verano. Patrimonio de la humanidad, con un centro histórico intramuros, y numerosas casas palaciegas, algún resto romano y la iglesia de San Francisco con su capilla de los huesos y una portentosa catedral. Casas blancas, azules y amarillas, buen ejemplo de la arquitectura popular del sur de Europa. En fin, un buen retiro espiritual y gastronómico que hemos intentado reflejar en lo posible en nuestro freezewalk.
Ahí va...

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